ENTREVISTA A JORDI MAZÓN

ENTREVISTA A JORDI MAZÓN

TENIENTE DE ALCALDE DE TRANSICIÓN ECOLÓGICA, MOVILIDAD Y RECOGIDA DE RESIDUOS DEL AYUNTAMIENTO DE VILADECANS

"El objetivo que nos hemos marcado dentro de la agenda urbana es llegar a ser una ciudad neutro en emisiones cerca de 2030, y negativa hacia 2050."

Jordi Mazon lidera iniciativas pioneras para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de CO2, destacando el Plan de Naturalización de la ciudad. Además, como profesor de la EETAC, ha impulsado proyectos de Ciencia Ciudadana como el Co-Carbon Tree Measurement. En cuanto a la movilidad, Viladecans no cuenta todavía con un Plan de Movilidad Urbana Sostenible definido, pero están recogiendo datos para iniciarlo. En el ámbito de la gestión de residuos, han implementado modelos adaptados a las particularidades de cada barrio, destacándose por su innovador enfoque.

A continuación, planteamos algunas preguntas para conocer mejor estas iniciativas.


- En relación con el Plan de Naturalización de Viladecans, ¿cuáles son las acciones concretas que se han llevado a cabo hasta ahora y qué resultados esperan conseguir a largo plazo?

El primer paso que hemos dado es tener un diagnóstico de la naturalización de la ciudad, que nos define el estado actual del verde urbano, y lo que el plan de naturalización debe tener en cuenta para lograr el objetivo de tener una ciudad captadora de CO2 atmosférico, y más adaptada a la nueva realidad climática. El plan de naturalización está en estos momentos todavía no está finalizado. A pesar de que no lo tengamos todavía, estamos desarrollando políticas municipales que van decididamente a una ciudad con mucha más naturalización. La línea de trabajo de la naturalización impregna muchas líneas de trabajo que se llevan a cabo de manera transversal, como lo es el urbanismo con actuaciones basadas en la naturaleza a través de naturalizar, tanto desde la vertiente de la gestión de parques y jardines en diversas líneas, como las plantaciones en espacios que no cuentan con arbolado, la práctica reducción del uso de productos químicos, fomento de la servorio de enemigos naturales, levantamiento de pavimentos por suelos blandos que enfríen la ciudad, etc... Todas estas líneas de trabajo quedarán evaluadas, descritas, temporalizadas y valoradas en un plan de Naturalización que pronto tendremos finalizado. Actualmente estamos terminando el estudio de cumplimiento de la regla 3-30-300, que está terminada este otoño, y que marca el camino para desplegarla en los próximos años. Este estudio define una estrategia y metodología pionera para la implantación de la regla 3-30-300.

La naturalización es clave para la coherencia de las políticas municipales, para transformar la ciudad y adaptarla al cambio climático, refrescandola en verano, general espacios de confort térmico, priorizando el espacio público para las personas y no los vehículos, fomentando la biodiversidad que ya nos ha permitido prescindir de herbicidas y combatir las plagas mediante control. Y sobre todo, que este verde urbano, sobre todo el arbolado, capture el carbono de la atmósfera a la vez que reducimos las emisiones del CO2 para convertirse, lo más cerca posible en 2030 en una ciudad neutra en emisiones, y negativa hacia 2050, que es el objetivo que nos hemos marcado dentro de la agenda urbana.


- El proyecto de Ciencia Ciudadana Co-Carbon Tree Measurement parece muy interesante. ¿Nos podía hablar y decir cómo ha sido la respuesta de los ciudadanos y qué impactos positivos esperan obtener con esta iniciativa?

La cuantificación de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente el CO2, se cuantifica de forma bien definida en el ámbito urbano, fundamentalmente a través de los consumos energéticos. Esto permite conocer las emisiones de CO2 que tiene una ciudad. Sin embargo, la cuantificación de la captura o secuestro del CO2 atmosférico en los sistemas biológicos urbanos, principalmente el arbolado, no está definido. Con el proyecto Co-Carbon Trees Measurement quisimos implicar a la ciudadanía en la cuantificación real del carbono de los árboles de la ciudad. Cuando en 2024 propusimos a las escuelas un proyecto ciudadano, impulsado por la UPC y el ayuntamiento, la respuesta superó nuestras expectativas. Más de 700 escolares de 6º de primaria y segundo curso de la ESO midieron en un par de horas el carbono de poco más de 1300 árboles, datos que son esenciales para realizar un seguimiento de la neutralidad climática a la que aspira la ciudad. La iniciativa, además de promover la ciencia entre la ciudadanía, hace hincapié en el arbolado urbano, que es mucho más que un elemento decorativo. Hace una función primordial en la limpieza de CO2 de la atmósfera, es un aliado para la reducción del CO2 atmosférico, además de contribuir a hacer las ciudades más saludables, y más frescas en verano, combatiendo la isla de calor urbano.

El proyecto ha puesto en valor el papel y la importancia de los árboles urbanos, y da coherencia al resto de proyectos que impulsamos en la ciudad para hacerla más resiliente al cambio climático.


- En cuanto a la movilidad, Viladecans no tiene todavía un Plan de Movilidad Urbana Sostenible. ¿Cuáles son los principales datos que están recopilando y qué prioridades tienen identificadas hasta ahora?

La prioridad fundamental en la movilidad es la descarbonización. La movilidad es la responsable del 58% de las emisiones de CO2 en la ciudad. La misión clima marca unos objetivos claros: reducir drásticamente las emisiones y aumentar la captura de CO2. Por tanto, está claro que reducir la movilidad emisora de gases de efecto invernadero es la prioridad. No es un objetivo fácil. Debemos facilitar la forma de que la ciudadanía, convencida, deje siempre que sea posible el vehículo privado en sus desplazamientos, y opte por otras formas de moverse. Por eso en los últimos años hemos desplegado una red de espacios ciclables seguros, interconectada dentro de la ciudad y conectando la ciudad con su entorno. Hace tan sólo 4 años, ir a Castelldefels, Gavà o Sant Boi en bicicleta no era seguro, no existía la infraestructura ciclable creada. Hoy les conecta un carril bici, e ir a Barcelona desde Viladecans en bicicleta es totalmente posible de forma segura, en un tiempo de 40 minutos (inferior en coche en horas punta). La creación de infraestructura ciclable segura no basta para fomentar una movilidad activa ciclable, sino que debe ir acompañada de la instalación de zonas de estacionamiento seguro en el espacio público. Nuestra realidad urbanística, a diferencia de otras ciudades europeas, no permite tener un patio interior en los edificios, y por tanto los vecinos deben subir la bici al piso. Esto desincentiva el uso de la bici. Por eso hemos instalado 200 plazas de estacionamiento de bicicletas seguras en los barrios, y cerca de 400 zonas de estacionamiento en forma de U invertida.

La movilidad urbana debe ser diversa. Por eso también como eje prioritario de la descarbonización ha sido el incremento de frecuencias y nuevas líneas de bus urbano e interurbano, y que se detengan todos los alrededores en la estación de Viladecans, que hasta hace un año no ha sido posible. Y hemos implantado el vehículo eléctrico compartido, con dos unidades que iremos aumentando a medida que podamos.

Viladecans ha implantado una zona de bajas emisiones que afecta a todo el municipio, no sólo en el centro como ocurre en otras ciudades, ya que todos los habitantes de los barrios tienen el mismo derecho a una buena calidad del aire. A esto, hemos implantado zonas verdes de estacionamiento prioritario a los residentes, evitando así el tráfico de vehículos no residentes en los barrios, que deben estacionar, si no quieren pagar, en las periferias de los barrios. Esto reduce ruidos y contaminación en los barrios de la ciudad.

Viladecans es una ciudad compacta, casi de 15 minutos. La movilidad interna ya se realiza mayoritariamente a pie. Fomentar este tipo de movilidad pasa por generar espacios pacificados, de prioridad de peatones, renaturalizados. Ésta es también una de las prioridades vinculadas a la movilidad.

Viladecans tiene un PMUS aprobado por el pleno en 2016. Ahora estamos actualizándolo, asociados con otras ciudades europeas mediante un proyecto europeo que tiene una mirada ambiental de la movilidad. Los datos que estamos recopilando para tener este nuevo PMUS, dentro del proyecto europeo dentro del programa URBACT, no son sólo del tipo cuantitativo habitual (aforos del número de vehículos circulante, ciudadanos, etc...) sino que incluyen las necesidades y aportaciones de los diferentes colectivos representados en los grupos de trabajo: asociaciones de gente mayor, de jóvenes, de vecinos de los diferentes barrios, de empresas de transporte urbano como AVANZA o de cooperatives dedicades a la mobilitat (Som Mobilitat), además de otras administraciones con competencias en movilidad como el AMB. Toda esta información recopilada quedará visibilizada en un documento final que debe servir en la actualización del PMUS durante la fase de pre-diagnóstico y, más tarde en la propuesta de mejoras. De hecho, en el documento habrá fichas con acciones concretas que incluirán fechas de implantación, costes previstos y responsabilidades, entre otros.


- La gestión de residuos en Viladecans ha incorporado distintos modelos según las características de los barrios. ¿Qué retos y beneficios han identificado en esta diversificación de sistemas?

Viladecans se encuentra en la cola de municipios metropolitanos en cuanto a reciclaje en origen, en torno al 34% de recogida selectiva. El reto que nos proponemos es evidente: cumplir los objetivos que nos marcan la administración estatal y europea. Desde que era pequeño, las campañas de concienciación sobre el reciclaje han estado bien presentes en la ciudad, tanto las llevadas a cabo por el ayuntamiento, la Generalitat o el Estado. Pero la realidad es que estamos estancados en el porcentaje de recogida selectiva. Es necesario, por tanto, además de campañas, cambios que apelan a la forma de recoger los residuos que fomenten un incremento de la selectiva. Estos cambios se ajustan a la realidad urbanística de la ciudad, con barrios construidos en épocas muy diferentes y por tanto, con un urbanismo muy variado. Por eso, en los barrios de casas unifamiliares ya cuatro vientos, se implanta un sistema de recogida puerta a puerta de todas las fracciones, excepto el vidrio que será en contenedor. En el barrio de Llevant, en proceso de construcción, pero ya con familias viviendo en algunos bloques, se ha diseñado para no tener contenedores en la calle, sino que cada bloque tiene un cuarto de contenedores, donde se realizará una recogida puerta a puerta domiciliaria. Finalmente, el resto de la ciudad, donde hay bloques de pisos de entre 2 y 8 plantas, se implantará un sistema híbrido, con contenedores abiertos y cerrados con tarjeta, que permitan realizar un seguimiento de la ciudadanía que participa, bonificándolos en la tasa de residuos. La idea es reducir la fracción rechazo y fomentar mucho la orgánica, ambas fracciones claves para alcanzar los objetivos supra locales.


- ¿La implementación del sistema Porta a Porta en algunos barrios ha generado resistencias o ha sido bien acogida por la ciudadanía? ¿Qué medidas de información y sensibilización han aplicado para facilitar el cambio?

La implantación del puerta a puerta en los barrios se inicia en julio. Por el momento hemos realizado reuniones y campañas informativas sobre el nuevo sistema de recogida. Por ahora, en los barrios en los que se implanta, la aceptación es grande, ya que son barrios con pendiente, donde la dificultad de poder instalar contenedores y pasar el camión de recogida no es posible. Así que prevemos una buena respuesta de la ciudadanía de estos barrios, que contribuirán a incrementar el porcentaje de reciclaje del municipio.

- Desde su perspectiva como profesor y como responsable político, ¿qué importancia tiene la implicación ciudadana en el éxito de las políticas de sostenibilidad y transición ecológica?

Muy a menudo me pregunto si un científico, como es mi caso (profesor en el departamento de física de la UPC) puede hacer política y sobrevivir. La reflexión, a pesar de parecer algo dramática o incluso algo cómica, no es menor. La ciencia tiene como base fundamental la coherencia, el rigor. El científico investiga, elabora modelos en base a las leyes de la naturaleza, que ha ido modelizando y comprendiendo. La política tiene como base la participación de la ciudadanía, no sólo cada cuatro años, sino de forma constante, para hacer la vida de todos mejor. Y aquí es donde, en ocasiones, hay un choque entre lo que la ciudadanía desearía, y lo que la responsabilidad política aconseja hacer. Por ejemplo, sabemos de la importancia de tener unas ciudades naturalizadas, con una elevada biodiversidad, porque esto nos ayuda a reducir, a eliminar incluso, el uso de herbicidas o productos químicos para combatir las plagas. Pero a veces la ciudadanía esto lo percibe como una mayor presencia de insectos o “guindillas” que les perjudica. Otro ejemplo muy frecuente es el límite de 30 km/h en calles urbanas. Si preguntamos a la ciudadanía, buena parte opinará que no está de acuerdo, es muy poca velocidad. En cambio, este límite es fundamental para evitar la resuspensión de partículas ultrafinas situadas sobre el asfalto, proveniente del desgaste de los frenos y neumáticos, y que una vez respiradas van directamente a la sangre. La relación entre algunos cánceres y enfermedades cardiovasculares y estas partículas es evidente en miles de estudios científicos. Aparte de reducir la acentintabilidad.

Y aquí es donde entra el papel de la docencia. Es fundamental explicar el porqué de las cosas, no informar de lo que se hace, sino explicar por qué se hace, tratar a la ciudadanía como personas capaces de entender las cosas si se explican bien, de forma rigurosa pero divulgativa. Es entonces cuando se alinean con las acciones políticas, evitando malentendidos. Contar y llegar a la ciudadanía es un reto que muy a menudo, las administraciones no han resuelto todavía hoy en día.

Una anécdota que cuento a menudo es un día que unos vecinos me comentaban, muy amablemente, lo “sucia” que estaba una zona de la calle porque las hierbas estaban muy crecidas. Era primavera, con las lluvias y el inicio del calor, las hierbas crecen rápido. Hacía poco que habíamos dejado de utilizar herbicida en la calle. Les expliqué que la molécula del herbicida, que hasta ahora habíamos utilizado, bloqueada la capacidad de realizar la fotosíntesis de los vegetales, y la planta moría en pocos días. Pero que esas moléculas de herbicida, no sólo se quedan sobre el vegetal, sino por el suelo, por el asfalto. La resuspensión si pasa un vehículo, hace que podamos respirarla, con el perjuicio demostrado que tiene (de hecho, este herbicida la UE lo pone como potencial cancerígeno). Seguí explicando que hemos dejado este herbicida, y que arrancamos manualmente las hierbas. Que las hierbas no es suciedad, que fomentan la biodiversidad que combate las plagas, que capturan contaminantes porque están a la altura del tubo de escape de los coches, y que qué preferían, o no ver ni una hierba pero que quizás están respirando ellos y su familia herbicida, o ser un poco tolerantes con las hierbas,  y saber que están viviendo en un entorno seguro, y que es cuestión de días o semanas, que los equipos (sobresaturados en primavera arrancando hierbas) dejarán el entorno limpio de hierbas. La respuesta de los tres vecinos fue unánime: preferían la salud. Desde ese día, no me ha llegado ninguna queja sobre las hierbas. Pero llegan al ayuntamiento, porque no a todo el mundo le ha llegado esta explicación. La docencia, explicar en vez de informar, es básico para que la ciudadanía esté convencida del beneficio de las políticas medioambientales, que a menudo no son muy entendidas.


- Por último, ¿cuáles son los próximos pasos y proyectos más inmediatos que tienen previstos desde la concejalía para seguir avanzando hacia una Viladecans más sostenible?

El gran reto que tenemos actualmente es tener una ciudad neutra en emisiones de CO2, lo más cerca posible de 2030. Lo estamos haciendo de la mano de la plataforma CitiES 2030 y de la NetZero de la UE, implicando a la academia, a las empresas, a las administraciones ya la ciudadanía organizada, lo que se conoce como la que. Es un reto de primera magnitud, que implica un cambio en la organización urbana, estructura interna, forma de trabajar. Es una herramienta de transformación urbana muy importante, puesto que alinea a todos los agentes urbanos para alcanzar un objetivo muy ambiciosos, que pasan por reducir de forma drástica las emisiones de CO2 (descarbonizar la ciudad), e incrementar la captura de CO2 (a través de los sistemas verdes urbanos y periurbanos).


 

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