Desde el 2012 que se detectó por primera vez en Cataluña la avispa asiática (Vespa velutina), su presencia se ha multiplicado exponencialmente, hasta detectar 370 nidos en 2017, un 68% más que el año anterior según los últimos datos recogidas por el Servicio de Fauna y Flora de la Generalitat. En concreto, el insecto se ha establecido en cinco nuevas comarcas 2017: la Cerdanya, el Berguedà, el Bages, Vallès Oriental y el Maresme.
En este sentido, durante el 2017 se ha registrado un crecimiento exponencial del número de nidos, llegando a los 370 detectados, frente a los 116 localizados en 2016, lo que supone un crecimiento de más del 68%. Sin embargo, se estima que sólo se detectan un 10% de los nidos existentes.
De este modo, los técnicos confirman que esta especie invasora se encuentra ya plenamente instalada en Cataluña. Las comarcas que sufren más afectaciones en el sector de la apicultura son el Alt Empordà, la Garrotxa, la Selva, el Pla de l'Estany y el Gironès, mientras que en el Ripollès y el Baix Empordà, la especie genera más molestias en construcciones y viviendas.
La expansión de la avispa se ha frenado en las comarcas meridionales de Cataluña y es inexistente la su presencia en Tarragona, a consecuencia del clima mediterráneo.
Aunque su presencia no se puede eliminar, la Generalitat ha elaborado un protocolo de actuación para la vigilancia y el control de las poblaciones, en colaboración con los apicultores. Consiste principalmente en la eliminación de nidos y en la captura de abejas reinas cuando salen de la hibernación, generalmente a partir de finales de febrero, con el aumento de temperaturas, y mediante trampas. En caso de peligro para las personas, los agentes rurales son los encargados de la destrucción de los nidos. También se trabaja conjuntamente con el sector apícola y ayuntamientos, diputaciones, y consejos comarcales en una estrategia común en la lucha contra este insecto.
Se pide la colaboración ciudadana
Desde la secretaría de Apicultores Gerundenses Asociados se pide la colaboración ciudadana para poder retirar nidos primarios de Vespa velutina.
Así pues, se pide a los vecinos que revisen cornisas de los tejados, garajes y porches, ya que son los lugares habituales donde las reinas de Vespa velutina hacen los nidos. Los nidos son de color marrón y, por cada uno que se retire durante estos próximos meses, se puede evitar la creación de hasta 50 futuros nidos.
Para la retirada de los nidos es necesario llamar al teléfono 112.
¿Cómo reconocer la avispa asiática (Vespa velutina) o la autóctona (Vespa crabro)?
La avispa asiática tiene las patas amarillas. El autóctona, marrones.
La avispa asiática tiene la parte central del cuerpo y buena parte de la cabeza de color negro. La autóctona tiende más al marrón.
La avispa asiática sólo tiene el extremo del abdomen de color amarillo. La autóctona tiene más de la mitad del abdomen de color amarillo.

¿Y los nidos?
En el caso de las avispas autóctonas, los avisperos son pequeños, se construyen acoplándose a rincones (bajo tejas, en agujeros en los árboles) y vive una cantidad reducida de individuos. En el caso de la avispa asiática, los nidos son muy grandes, cuelgan de árboles o tejados y están ocupados por cientos de avispas. Podemos ver un ejemplo en esta foto cedida por el Ayuntamiento de Olot.

Una especie invasora que afecta la apicultura
La avispa asiática es una especie invasora originaria de China, el norte de la India e Indonesia. Se introdujo a finales de 2004 en Francia, y posteriormente se ha ido extendiendo a una velocidad estimada de 100 km / año.
La avispa velutina instala sus nidos, preferentemente, en las ramas altas de los árboles, tanto en las zonas urbanas como agrícolas o boscosas.
Aprovecha los valles fluviales y evita las poblaciones puras de coníferas. Los adultos se alimentan de líquidos dulces (néctar y miel) y también de fruta madura, mientras que las larvas se alimentan de abejas y de otros tipos de insectos que son capturados por los adultos y transportados a los nidos. Por ello, su presencia influye en el sector de la apicultura, aunque no sea una especie especialmente agresiva contra las personas.