La exposición "Troballes" del artista visual Jordi Plana se puede visitar des del 26 de septiembre en la Torre del Puerto de Cambrils. Es la primera vez que el equipamiento municipal acoge una videoinstalación. El espacio inicial se transforma con la utilización de los diferentes efectos visuales y sonoros creados específicamente para la muestra.
La exposición se tuvo que posponer el pasado mes de marzo debido a la emergencia sanitaria y ahora llega a Cambrils tras haber itinerado en el Centro de Lectura de Reus. La muestra ha sido adaptada a la Torre del Puerto con el apoyo del Museo de Historia de Cambrils y la colaboración del Campus Extenso de la URV en Cambrils. Se podrá visitar con acceso libre y aforo limitado hasta el martes 8 de diciembre de 2020.
Con más de 25 años de experiencia, Jordi Plana ha participado como escultor en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto en Cataluña como en el extranjero. Su trabajo más reciente es el centro National Sculpture Factory de Cork (Irlanda). Sus últimas obras se enmarcan en el Landart y en el trabajo de materiales reciclados provenientes de la naturaleza. Compagina la escultura con la docencia en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, así como en la Escuela superior de artes plásticas y diseño de Cataluña (ESDAP).
La exposición "Troballes" nace a partir de tres esculturas, Barca / Medusa / Ancla, creadas por el artista con una inspiración claramente mediterránea. Todo comienza con un recuerdo íntimo de su infancia: una barca partiendo de la playa de Altafulla, haciéndole un homenaje a su padre. La Barca nos remite al inicio de la aventura, en busca de nuevos horizontes, interiores o exteriores.
Las esculturas se han construido a partir de materiales encontrados y reciclados autóctonos recogidos en la zona del Delta del Ebro, comarcas del Alt Camp y otros lugares como tributo a la tierra que Plana tiene presente. La exposición es una muestra introspectiva dedicada íntegramente a la mar, que se presenta como centro, principio y fin de un viaje metafórico y vital, y con un discurso transversal y personal.
La curiosidad lleva a descubrir el legado de Tarraco a través de la arqueología, y de ahí que la segunda obra está inspirada en la Medusa del mito de Perseo. La Gorgona formaba parte del emblema central de uno de los mejores mosaicos presentes en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona.
La Medusa y el espejo representan el punto crítico del viaje, la confrontación con las dificultades y con la mirada petrificado del monstruo, que es, en última instancia, el encuentro con uno mismo. Esta reinterpretación del mito ha dado lugar a una mirada más amable, no destructiva, pero sí analítica y que convierte el ojo y el espejo en espacios de autocrítica realista.
La última obra, el Ancla, simboliza el punto de reposo al final del viaje, un lugar de paz interior y de calma. No es, sin embargo, el destino, el puerto, sino una parada en un trayecto que no acaba nunca.